La rubéola es un ejemplo claro de la eficacia de las estrategias de vacunación contra las enfermedades infecciosas; muy prevalente en el pasado, ahora prácticamente ha desaparecido de las zonas en las que se inmuniza a los niños contra ella. Sin embargo, también nos ofrece otra lección: y es que en las zonas que no tienen recursos para poner en marcha estas campañas, la enfermedad sigue causando graves problemas especialmente a los niños pequeños.

¿Qué es la rubéola?

La rubéola es la infección por un virus de ARN de la familia Matonaviridae. Por lo general, se trata de una enfermedad leve para la mayoría de las personas: sin embargo, en las mujeres embarazadas puede ocasionar serias complicaciones que afectan a la salud del feto.

El virus se contagia principalmente a través de las secreciones respiratorias de las personas infectadas, ya sea por el aire (tos y estornudos) o por contacto directo. Además, puede pasar al feto a través del cordón umbilical, si la madre contrae el virus.

¿Cuáles son sus síntomas?

Por lo general, los síntomas de la rubéola son leves: fiebre baja, cefaleas, goteo o congestión nasal, inflamación o enrojecimiento de los ojos, inflamación de los ganglios linfáticos, sarpullido leve que comienza en la cara y dolor articular.

Pasar la enfermedad proporciona inmunidad contra ella,

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