Todos los años sin excepción numerosas familias se enfrentan a un mismo reto: la operación pañal. La mayoría suele vivir este momento con cierta angustia y ansiedad, como un paso importante en la vida de sus hijos pequeños en el que la administración educativa juega un papel fundamental y, por desgracia, no muy positivo.
Son pocos por no decir ninguno los colegios que permiten que los niños empiecen en Primero de Infantil sin controlar los esfínteres. Sin embargo, los expertos aclaran e insisten en que esto no es un aprendizaje con un inicio y un final exacto que todo niño pueda adquirir en el verano previo a su paso a la escuela sino un proceso madurativo que, en muchos casos, termina sobre los cinco o seis años. Es por tanto, un hito que se logra con el propio desarrollo del pequeño, como andar o gatear, y como en el caso de éstos cada niño lo adquiere en un momento diferente.
Que el sistema educativo fuerce de alguna forma esta fase no debe llevar a las familias a flagelarse si el niño no lo ha conseguido justo con el inicio de su etapa escolar en Infantil. Sin embargo, sí debe entender esta etapa como un proceso no lineal que tendrá sus avances y retrocesos y en los que hay que atender,