El viaje tenía que ser un remanso de paz. El Freewinds, un crucero de 134 metros de eslora con base en la isla de Curazao (territorio neerlandés en el Caribe), iba a surcar las aguas cristalinas de las Antillas cuando se detectó un caso de sarampión a bordo. El navío, propiedad de la Iglesia de la Cienciología y utilizado como lugar de retiro para sus seguidores, tuvo que atracar en el puerto de Castries en Santa Lucía. Permaneció hasta ayer en cuarentena. Las autoridades de la isla caribeña les proporcionaron un centenar de dosis de vacunas mientras el enfermo ha permanecido bajo vigilancia. A última hora de la tarde este viernes, el barco zarpó hacia su puerto base en Curazao.
Este brote -esta controvertida iglesia no tiene una postura muy definida si a favor o en contra de las vacunas- es el último que ha surgido entre la población estadounidense -la mayoría del pasaje es de esta nacionalidad-. Porque el sarampión, dado por erradicado en 2000 en EE UU, ha vuelto con una virulencia no vista desde que es una enfermedad controlada. Y lo peor, según señalan los médicos, es que se debe a la decisión de no protegerse frente al virus que lo causa.
Los Centros de Control y de Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos indicaron que la semana pasada se contabilizaron 704 casos de sarampión en 22 Estados en lo que va de 2019; supone un incremento de 78 en relación a la semana anterior. Es la cifra más alta de afectados desde 1994, indicaron los responsables de los CDC, que resaltaron que la mayoría de los casos se dan en niños que no han sido vacunados. «Las familias son blanco de información errónea y engañosa sobre las vacunas», señaló Nancy Messonier, directora del Centro Nacional de Inmunización y Enfermedades respiratorias.
Los CDC, además, alertaron de que el problema se ha expandido.