Los ciudadanos chinos abren cada mañana con ansiedad las páginas web en las que se detalla, como si fuese un parte de guerra, la cifra oficial de víctimas del coronavirus 2019-nCoV. Es una cantidad que crece continuamente y que, además, lo hace de forma exponencial. El incremento del número de casos es mayor cada día. Este jueves, por ejemplo, el coronavirus se cobró 73 vidas -cinco más que el miércoles-, lo cual elevó la cifra total a 564. Y se sumaron 3.697 contagios confirmados, una lista provisional en la que ya hay más de 28.000 nombres.
Pero hay dos datos que invitan a un moderado optimismo. Por un lado, está el número de quienes se han recuperado, un grupo que ayer alcanzó los 1.188 miembros y que duplica ya el de los fallecidos. Por otro lado, que la gran mayoría de los nuevos casos -concretamente, un 70% del total y un 97% de quienes mueren- se circunscriben a la provincia de Hubei, epicentro de la epidemia. Los especialistas señalan que es la confirmación de que las estrictas medidas de cuarentena bajo las que viven casi 60 millones de personas están funcionando. La estadounidense Bloomberg lo resumía así en un titular contundente: ‘China sacrifica una provincia para salvar al mundo del coronavirus’.
EN DATOS:
564
personas han fallecido ya en China como consecuencia de la infección. El número de contagiados supera los 28.000.
70%
de los nuevos casos y el 97% de fallecidos se centran en Hubei.
En Hubei, las autoridades mantienen a la mayor parte de la población confinada en sus casas. Cada familia tiene que registrar a una persona que recibe permiso para salir a comprar víveres cada dos días, una medida que también han tomado otras localidades fuera de Hubei. Y el transporte en la provincia está cortado de raíz: solo se mantiene el abastecimiento de alimentos y de material sanitario. Mientras tanto, los científicos iniciaron ayer la tercera fase de las pruebas clínicas del Remdesivir,