El deseo y el amor están entrelazados de una forma tan intima que, en numerosas ocasiones y sobre todo al inicio de una relación, cuesta trabajo distinguir donde acaba uno y empieza el otro. Esta confusión, además, puede ocasionar problemas en las relaciones personales y, por supuesto, en la misma relación de pareja. El deseo, básicamente, nace en el cerebro y no está necesariamente ligado con el amor, sin embargo, si existe amor en la pareja ese deseo sexual puede ser más intenso. Lo normal es que muchas personas inicien una relación con el deseo de compartir experiencias sexuales, y que con el tiempo, ésta vaya evolucionando hasta sentimientos más profundos.

La terapeuta de familia Marta Mejía lo explica de una forma muy sencilla en la plataforma online de educación sexual Rexpuestas: “El amor y el deseo sexual son diferentes. El amor es un sentimiento e implica cultivar intimidad con el otro, una buena comunicación, tener confianza en el otro, comprenderse, tener respeto… El deseo sexual también nace con nosotros pero es parte de nuestra sexualidad. El amor implica que te atraiga sexualmente una persona, sin embargo, el deseo sexual no implica que yo ame a otro para tener ese deseo”.

A pesar de ello, un estudio publicado en 2012 por la revista Journal of Sexual Medicine encontró que aunque el deseo sexual y el amor muestran diferencias importantes a nivel neuronal también presentan un sorprendente conjunto común de áreas cerebrales relacionadas con la integranción somatosensorial,

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