El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres: aproximadamente, una de cada diez lo padecerá en algún momento de su vida. Existe un factor de predisposición familiar en cerca del 10% de los casos y ocurre por encima de los 50 años en más del 75% de las afectadas, según el Instituto Nacional de Gestión Sanitaria. Se trata, además, de una enfermedad muy prevalente y silenciosa en la que generalmente los tumores de mama no dan síntomas. Por ello, la prevención más efectiva es la detección precoz.

La autoexploración mamaria es el primer paso que debe llevar a cabo una mujer para detectar si padece esta afección. Se debe realizar de forma periódica para descubrir lo antes posible cualquier detalle que haga sospechar la presencia de un tumor. Ante cualquier tipo de alteración visible o palpable (bultos, irritaciones, hinchazón, arrugas o dolor, entre otras), hay que acudir inmediatamente al ginecólogo.

Para el jefe de servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitari Sagrat Cor, Miquel Àngel Jiménez, se trata de “un método de revisión útil y esencial, especialmente si se combina con mamografías, ecografías y revisiones ginecológicas anuales en mujeres mayores de 40 años o en menores de esta edad con una historia familiar de cáncer de mama, antecedentes de patología mamaria o mamas muy densas”.

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