El ser humano es un animal social. Dependemos de los demás para sobrevivir y, de hecho, son muchos los teóricos que creen que nuestro cerebro evolucionó específicamente para potenciar las interacciones sociales.
En tiempos recientes, sin embargo, los países desarrollados han visto incrementarse el número de personas que se sienten solas. Las causas son variadas, y hablan de nuestro estilo de vida y del rol de las nuevas tecnologías en la comunicación humana, pero en cualquier caso lo que es esperable es que, si nuestro cerebro como decimos está adaptado a socializar, la soledad tenga un profundo efecto en nuestro bienestar.
Cambios en la estructura física
En esto incide un estudio llevado a cabo por investigadores chinos y británicos y publicado en el medio científico Neurology, que concluye que el aislamiento social esta ligado a cambios en la estructura cerebral y la cognición, llegando incluso a aumentar el riesgo de demencia en los adultos más mayores.
Para investigar la cuestión, los autores tomaron datos de casi medio millón de personas extraídos del estudio UK Biobank. A estos participantes se les clasificó como socialmente aislados si vivían solos, tenían contacto social menos de una vez al mes y participaban en actividades sociales menos que una vez a la semana.
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