Llegada la primavera y pensando ya en las vacaciones de verano, se apuran los ejercicios en el gimnasio y comienzan las dietas esperando a que se produzca el milagro y se pierdan esos kilos de más ganados en los últimos meses. En esas dietas iniciadas a trompicones y sin apenas información, aparece el cambio de leche entera por leche desnatada como una fórmula ganadora. Pero, ¿la ciencia avala que así perdamos realmente peso?
Lo cierto es que esta táctica del adelgazamiento exprés tiene pocos visos de funcionar y lo mejor es apostar por una dieta cardiosaludable y una actividad física moderada durante todo el año. No solo para perder peso, sino para mantener un buen estado general de salud. Sin embargo, el régimen aparece como salvavidas cuando pensamos en el bañador o el bikini que estrenaremos en la playa.
En cuanto a la dosis diaria de grasas saturadas, no es recomendable consumir más de 20 gramos al día en una dieta de 2.000 calorías, como apuntan desde la Universidad de Harvard (HMS). Una sola taza de leche entera aporta 4,5 gramos, medida interesante a tener en cuenta. Según Frank Hu, experto en Nutrición y Epidemiología de esta prestigiosa universidad, una opción podría ser combinar lácteos desnatados y enteros,