La comunicación bidireccional entre intestino y cerebro es uno de los grandes ejes científicos de los últimos años. El llamado segundo cerebro es clave para valorar procesos inflamatorios que afectan a todo el organismo debido a la conexión de redes endocrinas, inmunitarias y neuronales. Siguiendo esta lógica, ¿qué alimentos estamos ingiriendo que pueden estar afectando al buen funcionamiento cerebral?
Se ha descubierto que la microbiota intestinal puede ejercer una función vital a la hora de encontrar tratamientos para las enfermedades neurodegenerativas, metabólicas y psiquiátricas, incluyendo las alteraciones del estado de ánimo asociadas al estrés. De hecho, Yolanda Sanz, investigadora del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha patentado recientemente una bacteria intestinal que podría aplicarse en el tratamiento de la depresión y la ansiedad.
Lo cierto es que los tres tipos de alimentos señalados negativamente son habituales en la dieta occidental, quizás demasiado teniendo en cuenta los elevados índices de sobrepeso y obesidad que se registran en la actualidad. La buena noticia es que nunca es tarde para concienciarse sobre los riesgos y tomar medidas sobre la dieta.
La comida rápida
La mala fama a nivel dietético de la comida rápida, gran parte de ella precocinada, no es ninguna novedad. Si afecta al intestino por los aceites reutilizados y la composición de los productos procesados,