La contaminación antropogénica ha aumentado la concentración de mercurio en el ambiente y en ciertos alimentos más allá de los niveles naturales, lo que desde hace unos años viene siendo motivo de preocupación por los graves efectos que puede tener en la salud a partir de determinadas dosis.
Así, ciertas especies de pescado tienden a presentar cantidades especialmente elevadas de este metal pesado, debido a la bioacumulación del mismo a través de la cadena trófica. Por eso, son varios los organismos sanitarios que han advertido de la idoneidad de moderar el consumo de estas especies para evitar posibles intoxicaciones.
Las especies con más y menos mercurio
En este sentido, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) recoge en un análisis las recomendaciones existentes en base a los niveles observados de mercurio en los distintos pescados.
Según estos datos, la concentración es alta, por ejemplo, en el atún rojo, el pez espada, el lucio y los tiburones (los más consumidos en España serían la tintorera y el marrajo). Esto tiene mucho sentido si tenemos en cuenta que se trata de especies predadoras, longevas y de gran tamaño, razón por la que reciben más mercurio en su dieta debido al efecto de la bioacumulación de este elemento químico.
Igualmente, se considera que son de contenido en medio especies como la lubina,