La Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que entre un 20 y un 48% de la población adulta en nuestro país padece algún trastorno de sueño. Se trata de problemas que pueden ser de naturaleza y orígenes muy variados, pero también en los que influyen de manera muy importante factores externos y diferentes hábitos de nuestra vida; desde la temperatura del dormitorio a la postura que adoptamos pueden marcar la diferencia entre un buen y un mal descanso.
No sólo eso, sino que en el caso concreto de la postura que adoptamos en la cama también podría tener consecuencias ulteriores en otros aspectos de nuestra salud, a menudo a largo plazo.
De qué manera la postura afecta a nuestro cuerpo
Por ejemplo, hace tiempo que sabemos que dormir boca arriba con una almohada bajo la espalda puede ayudar con el dolor de espalda, pero también puede empeorar problemas respiratorios como la apnea del sueño.
De la misma manera, por la morfología del estómago dormir sobre el lado izquierdo podría ser lo mejor para personas con reflujo gastroesofágico, pero existen algunas investigaciones que sugieren que podría estar contraindicado para las personas con problemas cardíacos (si bien es necesario disponer de más evidencias sobre este punto para estar seguros del todo).
En último término,