La fragilidad es una patología que se puede prevenir fundamentalmente con el ejercicio físico, el control de la medicación y pautas adecuadas nutricionales, empezando por el cribado desde las farmacias, según han explicado varios expertos durante la mesa redonda ‘Atención a la fragilidad, ¿un posible nuevo servicio profesional farmacéutico en el abordaje del adulto mayor?’, organizada por FontActiv en el marco del Encuentro Europeo de Farmacia Infarma 2023.
La fragilidad no es algo irreversible, siendo posible retrasar o incluso evitar su aparición. Un servicio profesional en la farmacia sustentado en la prescripción de ejercicio físico, el manejo de la polimedicación y el control de la nutrición, contribuirá a prevenirla o detectarla de forma temprana.
El jefe del Servicio de Geriatría del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete, el doctor Pedro Abizanda, ha incidido en la importancia de «hacer un cribado de la fragilidad desde la farmacia» pero también «derivar estos pacientes a profesionales sanitarios especializados ya que un diagnóstico más preciso es algo más complejo».
Las personas mayores, más vulnerables
La fragilidad es un estadio de prediscapacidad que consiste en la pérdida de la reserva funcional inherente al envejecimiento que hace que las personas mayores sean más vulnerables a factores externos y que puede acabar traduciéndose en más hospitalizaciones, más probabilidades de acabar ingresado en un centro sociosanitario e incluso mayor mortalidad.