A estas alturas pocas personas habrá en España que no reconozcan el guacamole como una salsa más, a la altura de otras autóctonas como el alioli o la brava. A diferencia de estas, no acompaña a patatas pero soluciona cualquier aperitivo y combina con muchos alimentos. Su elaboración casera es sencilla y la preparada es bastante económica. Solo surge una duda, ¿hasta qué punto es saludable?

Originaria de México, la receta primaria, preparada ya hace miles de años por la civilización azteca, se elaboraba con aguacates machacados, zumo de limón, tomate y chile. Siglos después, con su extensión hacia otros territorios y culturas, se generalizaron también como otros posibles ingredientes la cebolla, el cilantro y el ajo. Pero la estrella de esta salsa es, sin duda, el aguacate, y el elemento de mayor valor nutricional.

El aguacate, una garantía nutricional

El contenido más peculiar del aguacate a nivel nutricional se encuentra en la balanza entre su cantidad de agua, inferior a la de mayoría de frutas, y su notable cantidad de lípidos. Voces expertas en nutrición destacan que el gran porcentaje de las grasas que contiene son monoinsaturadas, resaltando entre estas el beneficioso ácido oleico.

Y ahí no se acaban las cualidades del aguacate porque en su rica composición vitamínica reside también parte de su secreto ya que lo convierten en un potente antioxidante.

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