La sociedad se ha vuelto muy sedentaria: entre el 60% y el 85% de la población mundial mantiene un estilo de vida físicamente inactivo. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene muy claro que es necesario realizar ejercicio de forma recurrente para mantener un buen estado de salud.

Los argumentos que solemos utilizar para no realizar ejercicio físico son la falta de tiempo y la escasa motivación que suscitan los programas convencionales. Esta es la causa principal por la que el sector del fitness y del entrenamiento ha creado distintos tipos de actividad que reducen el tiempo de la sesión y parecen ofrecer los mismos resultados.

Así, hace unos años se puso de moda el entrenamiento interválico de alta intensidad o HIIT (siglas del inglés High Intensity Interval Training). Su principal ventaja es que mantiene los beneficios de un ejercicio prolongado pero en menos tiempo. Podríamos decir que en una sesión de media hora podríamos obtener los mismos resultados que con un entrenamiento de una hora, por ejemplo.

Mal uso y buen uso de una herramienta más para entrenar

En esta misma línea, han surgido nuevos métodos que aumentan la intensidad del ejercicio para obtener beneficios similares o incluso mejores pero con sensaciones distintas. Es el caso de la electroestimulación global de cuerpo completo.

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