EFE

  • El 97% del ácido láctico que emitimos termina en las paredes.
  • Un estudio lo señala y recuerda su potencial impacto negativo en la salud humana.

Sudoración de axilas

El sudor humano contamina el aire y los edificios a un nivel «sorprendentemente más alto» de lo que se conocía, con un potencial impacto negativo en la salud humana, han anunciado científicos estadounidenses de la Universidad de Colorado (CU) en Boulder.

Una investigación, a cargo de expertos del Instituto Cooperativo de Investigaciones en Ciencias Ambientales (CIRES, en inglés) de la universidad, ha revelado una «inesperada acumulación» de ácido láctico, principal elemento químico en el sudor, en las paredes de los edificios, incluyendo museos, viviendas y lugares de trabajo.

Demetrios Pagonis, investigador de postdoctorado en CIRES y autor principal del estudio, explica que el 97% del ácido láctico emitido en el Museo de Arte (de CU Boulder) termina en las paredes. Su estudio se publica en el número más reciente de la revista especializada Environmental Science & Technology.

Pagonis y sus colegas adaptaron instrumentos de espectrometría masiva que usualmente se usan para estudios atmosféricos a ambientes cerrados para así determinar los componentes químicos en ese aire, su origen y dónde se acumulan. Y no se trata solamente del sudor.

Pagonis y sus colaboradores analizaron otras «emisiones» de los visitantes al Museo de Arte en Boulder y a una casa para experimentos en Texas, incluyendo desodorantes, alcohol y el aliento de las personas. El problema, enfatiza el investigador, no es «que el sudor se pegue a las paredes», sino que aún se desconoce qué otros elementos «potencialmente más peligrosos» podrían interactuar con el sudor y también adherirse a las paredes antes de ser detectados o limpiados.

En el caso específico del Museo de Arte, durante seis semanas se instaló el equipo en la sala principal para capturar muestras del aire en ese lugar, al tiempo que se hacía lo mismo en otros lugares del edificio y en el sistema de ventilación. Los investigadores descubrieron que ciertos elementos químicos subían primero en la sala principal del museo cuando llegaban grupos de visitantes.

Era el caso del dióxido de carbono y la acetona. Inicialmente subían en la sala principal del museo, con los visitantes, y luego se incrementaban en el resto del edificio,

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