El ritmo de vida de las sociedades occidentales es desde hace décadas demasiado intenso para algunas personas. Si a esto le sumamos preocupaciones diarias o circunstancias extraordinarias como la pandemia del coronavirus, el estrés se puede disparar. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera al estrés crónico como una epidemia global. El cuerpo humano tiene su propio sistema para avisarnos de que hay que parar.

La BBC ha recogido en un reportaje cinco síntomas físicos que nos dicen que el estrés que sufrimos está alcanzando niveles que nos deberían empujar a, al menos, prestar atención a nuestro ritmo de vida.

Es un síntoma muy habitual. Se produce cuando uno de los párpados empieza a manifestar pequeños espasmos involuntarios, también conocidos como mioquimias. Estas palpitaciones pueden revelar tensión, ansiedad, cansancio y falta de sueño, y pueden durar de horas a incluso días.

Por eccema se entienden aquellos trastornos provocados por la inflamación de las capas superiores de la piel que causa picor, irritación y en ocasiones excoriación. Está muy relacionado con el estrés desde que estamos en el vientre materno: en el útero, el sistema nervioso central y el de la piel provienen de la misma parte, del ectodermo.

Se conoce como trismus dental aquellas contracciones involuntarias de los músculos que usamos para masticar,

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