Al ascender a montañas muy elevadas, muchas personas pueden experimentar un serio malestar, que en casos muy extremos llega a producir graves complicaciones o ser letal. Esta condición se denomina ‘mal agudo de montaña’.
¿Qué es el mal agudo de montaña?
El mal agudo de montaña, también conocido como mal de altura o mal de páramo, es un trastorno provocado por la falta de adaptación del organismo a la hipoxia que produce el descenso de la presión atmosférica que se produce con el ascenso en altitud.
En consecuencia, la gravedad de los síntomas suele guardar una relación directa con la velocidad de ascenso y con la altitud alcanzada, y por el contrario tiende a remitir a medida que se desciende en altitud.
El motivo está en que, con el descenso de la presión atmosférica a medida que ascendemos en altitud, la densidad y la biodisponibilidad del oxígeno y del nitrógeno son menores. Los pulmones, en esas condiciones, no consiguen captar suficiente oxígeno para el normal funcionamiento del organismo.
¿Cuáles son sus síntomas?
El cuadro sintomático del mal de altura, por tanto, es similar a los que aparecen en otras formas de hipoxia leves o moderadas. De esta manera, incluye signos tales como:
- Mareo.
- Cefalea.
- Náuseas y vómitos.