Se dice normalmente que hay dos tipos de personas: los que se acuestan temprano y madrugan sin dificultad y los que, al contrario, suelen permanecer despiertos hasta altas horas de la noche y les cuesta salir de la cama al día siguiente.
Pero más allá de las horas a las que estemos despiertos, existen consecuencias en nuestra salud respecto a estos hábitos. Es lo que concluye un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Surrey (Reino Unido) y publicado en la revista PLOS One.
El estudio sostiene que las personas que se quedan despiertas hasta más tarde tienen mayor riesgo de sufrir depresión, en comparación con las personas madrugadoras. Uno de los factores es que este tipo de personas consumen más alcohol, un factor de riesgo conocido para el desarrollo de enfermedades mentales.
Según los investigadores, las intervenciones para cambiar este patrón de sueño podrían reducir potencialmente los síntomas de depresión, que padece aproximadamente uno de cada seis adultos.
Los investigadores preguntaron a 546 estudiantes universitarios sobre sus patrones de sueño. Clasificaron a los participantes como de tipo matutino (madrugadores), de tipo vespertino (noctámbulos) o intermedio.
Los noctámbulos obtuvieron, de media, dos puntos más en un cuestionario médico sobre depresión que los madrugadores.