El Gobierno ya tiene preparados trenes medicalizados para llevar a enfermos de coronavirus desde comunidades más saturadas a otras donde todavía hay camas libres. «Entrarán en funcionamiento en cuanto se nos requiera, en cuanto haga falta», ha señalado el ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, en declaraciones a RNE.

El primer país en poner en marcha trenes medicalizados fue Francia, que desde el inicio de la crisis han llevado a 324 pacientes desde los principales focos de la epidemia (principalmente Grand Est e Île de France -la región que alberga París-, pero también de Córcega o Borgoña), hasta provincias menos afectadas.

Dos nuevos TGV (Tren de Gran Velocidad) salieron este miércoles de la estación de Austerlitz de París en dirección a la Bretaña. A bordo, 36 pacientes, todos ellos menores de 65 años.

«Tenían que ser pacientes que pudieran soportar el trayecto, es decir, que no se encuentren en una situación inestable y que no pesen demasiado», explicaba al canal BFM Philippe Montravers, anestesista de cuidados intensivos del hospital Bichat de París. ¿Por qué importa el peso? Porque los enfermos viajan en unas camillas colocadas encima de los asientos, a los que se les ha quitado parte del respaldo. Por eso todos ellos deben pesar menos de 80 kilos. Los portaequipajes sirven de reservas de material.

En Francia, los enfermos son llevados en ambulancia hasta la estación y equipos de protección civil ayudan a introducirlos en los trenes. Una tarea nada fácil que requiere de delicadas maniobras, aunque los enfermos no llegan a enterarse porque todos han sido sedados. Cada vagón acoge a cuatro pacientes en el piso de abajo -los TGV suelen tener dos plantas-, y la de arriba se reserva para los sanitarios. En total, nueve equipos médicos acompañaron a los dos trenes que partieron ayer, compuestos cada uno de ellos por un médico, un interno,

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