Las olas de calor se han convertido en una indeseada compañía del verano. En España, pocas zonas del mapa se libran de alcanzar temperaturas que rondan (o superan) los 40 grados. Ante este panorama, lo primero que se piensa es en beber agua muy fría, surgiendo así la eterna pregunta: ¿Es perjudicial para el organismo? Consultamos a una experta.

La respuesta a esta pregunta debe evitar generalidades y por tanto no es tan sencilla como parece a priori. El primer punto que considera importante subrayar Marcela González-Gross, catedrática de la Universidad Politécnica de Madrid y presidenta de la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ), es que la hidratación es esencial para el organismo en cualquier estación del año y que en verano hay que reforzarla.

González-Gross alude al consumo de los célebres dos litros de agua diarios, durante todo el año, y que no tienen por qué limitarse a líquido sino que esta cantidad se puede conseguir complementándolo con frutas y verduras. El verano es un momento delicado para la hidratación corporal porque perdemos más agua debido a una transpiración más intensa, lo que nos obliga a estar alerta.

De no atender esta demanda de hidratación del cuerpo, el desenlace para la salud de la persona puede ser el peor de los esperados.

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