El vinagre es, junto al aceite, una presencia indiscutible en cocinas donde la dieta mediterránea es la protagonista, como es el caso de España. Un condimento ácido que en su versión de manzana se ha unido a la lista de bebidas y alimentos con supuestos beneficios para enfermedades tan prevalentes en nuestro país como la diabetes o el sobrepeso. Lo cierto es que la evidencia científica no los ha constatado a día de hoy.
El vinagre es un producto ácido que resulta de la fermentación del etanol, proceso tras el cual se convierte en ácido etanoico o acético y que puede tener lugar a partir del vino pero también a partir de otros elementos como la malta.
Aunque en su versión de mayor calidad tiene nutrientes interesantes para la salud humana como pueden ser las vitaminas (C, B1, B2, B6) además de ácido fólico y minerales como el fósforo, el calcio o el magnesio, el vinagre de manzana no puede garantizar por sí mismo muchos de los beneficios que se encuentran fácilmente en webs y blogs tras googlear el término y relacionarlo con la salud humana.
Como todo aquello que tenga que ver con el consumo humano, es recomendable adquirir un vinagre de manzana de la mayor calidad posible.