El avión se ha convertido en las últimas décadas en uno de los medios de transporte más utilizados en todo el mundo. Atrás quedan esos tiempos en los que se trataba de una opción reservada para gente de alto poder adquisitivo. En 2023, España registró cifras récord, con dos millones y medio de vuelos, según datos de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA). Tanto en vuelos cortos como largos el alcohol aparece en los menús de las compañías, ¿tiene alguna repercusión en nuestra salud?
Más allá de la duración, no hay que olvidar que todo vuelo supone un cambio de presión atmosférica que hay que tener en cuenta. A mayor altitud, la presión se reduce exponencialmente y esto incide en una caída del nivel de saturación de oxígeno en sangre en los pasajeros. Una situación que afecta a todo tipo de personas, sea cual sea su estado de salud.
Voces expertas aseguran sin embargo que las personas sanas no tienen de qué preocuparse, sino que el riesgo está sobre todo en aquellas que tengan una enfermedad subyacente, siendo el sistema cardiovascular el más señalado. Esto es así porque el gran temor en un vuelo es padecer una trombosis venosa profunda, formación de coágulos en las extremidades inferiores. Aquí influyen los antecedentes familiares,