La picadura del mosquito hembra de la especie Aedes aegypti, más conocido como ‘mosquito tigre’, es capaz de transmitir distintas enfermedades, entre ellas el dengue. El dengue es una infección vírica similar a la gripe que puede afectar a cualquier humano, desde los bebés hasta los adultos, pero que en ningún caso se puede transmitir de persona a persona.

Actualmente no hay ningún tratamiento específico contra esta patología, pero un diagnóstico precoz y una atención médica rigurosa es imprescindible para redimir la dolencia y salvar la vida del paciente. Según datos de la OMS, «cada año, unas 500 000 personas que padecen dengue grave necesitan hospitalización, y aproximadamente un 2,5% fallecen. A pesar de todo, este tratamiento consigue reducir las tasas de mortalidad de más del 20% a menos del 1%».

Los síntomas comienzan con fiebre elevada (40 ºC) y dolores de cabeza muy intensos

Los síntomas de esta infección suelen aparecer de tres a diez días después de haberse producido la picadura y, generalmente, se hacen visibles en forma de fiebre elevada (40 °C), intenso dolor de cabeza, dolor detrás de los globos oculares, dolores musculares y articulares, náuseas, vómitos, agrandamiento de ganglios linfáticos o sarpullidos.

Existen cuatro serotipos o variedades del virus: DEN-1, DEN-2, DEN-3 y DEN-4 y cuando una persona se recupera de la infección, se vuelve inmune a esa variedad. Sin embargo, si posteriormente se infecta con otro serotipo, tiene más probabilidades de desarrollar un dengue grave, que supone un empeoramiento considerable de la salud del afectado y es potencialmente mortal.

El dengue en el mundo

Antes de 1970, solo nueve países habían sufrido epidemias de dengue, pero hoy en día afecta a regiones dispersas por todo el mundo. Europa se ha enfrentado en los últimos años a distintos brotes de dengue, los primeros se dieron en Francia y Croacia en 2010, mientras que el último se ha registrado en España,

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