El cáncer de páncreas es el octavo más frecuente en España, y cada año se diagnostican en nuestro país cerca de 9.000 casos. Es también el más letal de todos los tumores comunes, con una supervivencia a cinco años que a penas supera el 8,5%.
Así, existe un gran interés en la comunidad científica por descifrar las claves de esta agresividad, ya que entender bien cómo se forman y se desarrollan estos tumores podría ser vital para encontrar tratamientos más efectivos que mejoren el pronóstico de los pacientes. En este sentido, un nuevo estudio publicado en la revista especializada PNAS ha encontrado una de esas claves: la interacción entre las células tumorales y el estroma pancreático, que es el entorno que las rodea, mediada por una proteína llamada galectina-1 nuclear (Gal1). No sólo eso, sino que los autores del trabajo han concluido también que interrumpir la actividad de esta proteína podría mejorar la eficacia de los tratamientos actuales.
El papel de la galectina-1, clave en el cáncer de páncreas
La galectina-1 es una proteína que se une a carbohidratos, sobre todo a residuos de galactosa. De manera natural, se encuentra en muchas partes de nuestras células y tejidos, incluyendo el citoplasma, la superficie celular, el espacio extracelular (el que separa unas células de otras) y en el núcleo de las células.