Nostalgia, tristeza, sensación de desasosiego y, sobre todo, ganas de que se pasen cuanto antes. Estos son algunos de los síntomas que muchas personas sufren durante las fechas navideñas, e incluso antes de que llegue. Y es que, lejos de ser una época llena de alegría y felicidad, para muchas personas la Navidad es una época de tristeza y melancolía. La soledad o la pérdida de un ser querido son las causas más comunes, pero según Vanesa Hernández Resino, psicóloga general sanitaria en UDEN- Psicología y Psiquiatría, hay muchos motivos por los que una persona puede sentirse especialmente deprimida durante estas fechas, casi todas relacionadas con nuestro entorno más cercano, “la pérdida de un ser querido en el año hace que se incremente el malestar durante el periodo navideño, se echa de menos a la persona querida y posiblemente su sitio quede “vacío” en la mesa donde se cena”. Pero también influyen otras circunstancias, como “separaciones, los divorcios, el cambio de residencia de algún familiar cercano que no pueda estar presente en la mesa… acontecimientos que incrementan el malestar. Cualquier “falta” o cambio significativo vivido por la persona como negativo o amenazante hace que sintamos una mayor infelicidad. Los seres humanos somos seres sociales, por lo que la falta de alguna de nuestras personas queridas, hace que aumente nuestro malestar”, asegura Vanesa.La Navidad tiene muchos ingredientes que pueden contribuir a generar malestar, sobre todo porque son fechas en las que se nos invita a ser felices, y el sentir que no lo somos suficiente puede hacernos sentir desasosiego. Este sentimiento se ve potenciado por el ‘bombardeo’ mediático que, según Vanesa Hernández, nos llega desde distintos frentes, como “la publicidad, las redes sociales y el cine, que inundan el mobiliario urbano, las revistas, pantallas y carteleras con imágenes ideales de familias celebrando la Navidad”.Además, la Navidad despierta en nosotros una gran melancolía por la infancia perdida, “son fechas que traen recuerdos infantiles de felicidad, juego, disfrute… algo que a medida que nos convertimos en adultos se va convirtiendo en fechas en las que existen obligaciones, excesos en todos los sentidos y un gran esfuerzo económico en numerosas ocasiones innecesario, a menudo incurriendo en pequeñas deudas que nos pasan facturas más tarde”. Todo esto puede provocar una sensación de ‘pérdida de control’, que lleva a estados de ansiedad y estrés.La mejor forma de prevenir y combatir los sentimientos negativos que nos provoca la Navidad es ser conscientes de ellos,