Las quemaduras solares siempre deben preocuparnos, pues, sobre todo en edades tempranas de la vida y si ocurren muchas veces, elevan exponencialmente el riesgo de padecer cáncer de piel en el futuro.

En el momento, y de manera aislada, no suelen ser peligrosas más allá de que nos hacen pasar unos días muy molestos y se nos descama la piel. Sin embargo, hay ocasiones en las que sí requieren cuidados especiales y requieren de atención médica.

Cómo se tratan las quemaduras leves o moderadas

Cuando nos exponemos al sol de manera incorrecta, ya sea durante demasiado tiempo y/o son protección, la piel se enrojece y, en las horas siguientes, se calienta y se vuelve muy dolorosa, especialmente entre las 6 y las 48 horas tras la exposición solar. Estos síntomas son respuesta inflamatoria al exceso de luz ultravioleta o UV. Aunque son muy molestas y dolorosas, si no se presentan otros signos, este tipo de quemaduras se pueden tratar en casa, y entre tres y siete días después lo más probable es que, salvo alguna peladura, la piel esté recuperada.

Con algunos cuidados específicos, podremos acelerar la recuperación y hacer el proceso más llevadero, como ingerir muchos líquidos, poner aftersun varias horas al día, aplicar duchas y compresas frías,

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