El orgasmo es sin duda uno de los procesos más importantes de todos los que comprende la sexualidad humana. Se trata de una de las sensaciones más placenteras (al menos, a nivel físico) que puede experimentar un ser humano, e implica la descarga de toda la tensión sexual acumulada durante la fase de excitación.
A pesar de ello, lo cierto es que es mucho lo que desconocemos sobre sus mecanismos y su función biológica. De hecho, no ha sido hasta hace relativamente poco que la ciencia médica se ha interesado por comprender el orgasmo en profundidad.
Sí esta claro que el orgasmo es en esencia una respuesta a una estimulación, que habitualmente aúna estímulos psicológicos, auditivos, visuales, etc. por un lado (excitación sexual, requerida en la mayoría de los casos para poder alcanzar el orgasmo) y táctiles centrados en los genitales. Sin embargo, en casos más raros se puede producir con sólo alguno de estos estímulos o incluso con la estimulación táctil de partes del cuerpo diferentes de los genitales.
En cualquier caso, lo que es más difícil es definir el proceso que lleva hasta el orgasmo. Para ello se ha propuesto una serie de modelos de respuesta sexual por etapas, entre los que el más aceptado es quizás el de Master y Johnson,