Además de las personas mayores de 60 años, tengan o no patologías previas, existen algunos grupos poblaciones más vulnerables a las infecciones por COVID-19, pero no porque tengan un mayor riesgo de padecerlo, sino porque tienen más probabilidades de que la infección se complique y sean hospitalizados. Estos grupos son las personas con hipertensión arterial, diabetes, enfermedades cardiovasculares, enfermedades pulmonares crónicas, cáncer, inmunodeficiencias, y el embarazo por el principio de precaución.

Dentro de las enfermedades pulmonares crónicas encontramos el asma, una inflamación en los bronquios que impide que el aire entre con normalidad en los pulmones. A las personas que las padecen, tanto el COVID-19 como otras infecciones respiratorias, pueden empeorar sus síntomas, como nos cuenta la Dra. Marina Blanco, neumóloga y coordinadora del Área de Asma de SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía torácica), “los pacientes con asma que se infectan por coronavirus es probable que tengan mayor descompensación de su enfermedad como sucede con otros virus respiratorios”, asegura. Es por eso que cada año se pide a los asmáticos que se vacunen de la gripe estacional.

El COVID-19 puede agravar los síntomas habituales del asma, sobre todo si esta enfermedad crónica no está controlada. Estos síntomas “disnea (dificultad respiratoria), tos y sibilancias o pitidos en el pecho”, algunos de ellos ya presenten en la enfermedad en sí.

Sin embargo, padecer asma no implica que esto síntomas se tengan que agravar o que vayan a requerir hospitalización, simplemente, que tienen más riesgos, según explica la Dra. Marina Blanco, “los criterios de hospitalización dependen del grado de afectación clínica del paciente. Un asmático que esté bien controlado de su enfermedad y el contagio por coronavirus le produzca un cuadro banal no tiene que ingresar, pero debe vigilarse estrechamente su evolución”, asegura. Además, no todas las asmas son iguales y “tienen mucho espectro de gravedad variando desde leve a grave. El riesgo de complicarse está más en relación con la gravedad y, sobre todo, con el grado de control de la enfermedad. Un asmático totalmente controlado porque toma adecuadamente su tratamiento de mantenimiento tiene bajo riesgo de complicaciones y, por tanto, de mortalidad”, aclara.

Entre las asmas más peligrosas en estos casos, “la lábil, que cursa con crisis de instauración muy rápida que tiene más riesgo de complicarse durante una crisis de estas características”,

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