Las redes sociales, un fenómeno con una enorme penetración social en países como España, han transformado de manera radical el modo en el que las personas nos relacionamos o incluso cuestiones como la exposición y el cuidado de nuestra propia intimidad.
Sin que esto sea necesariamente algo negativo, sí que es cierto que el medio digital abre nuevas vías por las que pueden tener lugar ciertos comportamientos dañinos para las personas. En algunos casos, los científicos (o incluso las autoridades legales) apenas están comenzando a comprender las características y el alcance de esta clase de fenómenos. Un ejemplo claro es el cyberstalking, una forma de acoso con rasgos únicos que tiene lugar principalmente a través de las redes sociales.
¿Qué es el cyberstalking?
El término cyberstalking es en realidad un anglicismo de cuño relativamente reciente, compuesto a su vez por el prefijo cyber- (relativo a los ordenadores o a sus redes) y la raíz stalking (literalmente, acoso). Por tanto, el cyberstalking puede definirse como «el acoso de un individuo empleando herramientas de comunicación móviles u online, provocándole ansiedad y miedo», según explica el portal de la Universidad de Oxford Oxford Reference.
A pesar de no ser un fenómeno con mucha trayectoria,