Practicar sexo tiene innegables efectos positivos para la salud física y mental. Según numerosos estudios, entre ellos una investigación de la Britain’s National Survey of Sexual Attitudes and Lifestyles y otra de la Society for Personality and Social Psychology, las parejas que tienen sexo al menos una vez a la semana son más felices que las que lo practican con menos frecuencia.

Un día a la semana, de hecho, suele ser la ‘cifra fetiche’ para la mayoría de los mortales. El sexólogo estadounidense Peter Kanaris afirmó no hace mucho en USA Today que la frecuencia óptima era esta. En España, el estudio demoscópico Ulises elaborado por la empresa MyWord para 20Minutos revela que el 42% de los españoles lo hacen una vez a la semana.

Por supuesto, los hay más activos. El 29% de los encuestados entre 35 y 44 años aseguran tener sexo entre tres y cuatro veces a la semana y, por extensión, otorgan una mayor puntuación a la satisfacción con sus relaciones sexuales (un 8,53%) frente a quienes solo las mantienen una vez por semana (7,37) o cada quince días (6,50). Por su parte, los casados o los que conviven con su pareja practican más sexo que los solteros: al menos una vez por semana (48,4% frente al 33,8%).

Obviamente, la frecuencia de las relaciones y las ganas de tener sexo dependen de varios factores: por un lado está el genético – hay personas con una libido más elevada que otras-, el biológico – ya que las ganas de divertirse en la cama varían según la etapa vital en la que nos encontremos- y luego están las circunstancias particulares de cada cual y lo ajetreada que sea su vida – las horas que dedicamos al trabajo, las tareas del hogar, el cuidado de los niños…-.

Pues bien, ahora que el ritmo frenético del día a día se ha visto reducido de golpe a causa del coronavirus, éste puede ser un buen momento para reencontrase con la pareja, potenciar una mayor frecuencia de la vida sexual y ayudarnos mutuamente a mitigar los efectos negativos del confinamiento. Es innegable que la pandemia provocada por la Covid-19 nos afecta profundamente desde el punto de vista psicológico. Según un estudio de The Lancet, el 57% de las personas consultada afirma que el encierro le produce irritabilidad (con mayor o menor frecuencia) y el 75% bajo estado de ánimo.

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