Cuando estamos estresados, es muy común que tendamos a gravitar en torno a un alimento concreto, muchas veces poco saludable: chocolate, patatas fritas, helados, refrescos o incluso bebidas alcohólicas. A menudo, este recurso, que es lo que llamamos ‘alimentos de comfort’ es eficaz para calmar en parte la ansiedad en el corto plazo.

El problema es que, aunque pueda resultar agradable en el momento, un ciclo repetitivo de aumentar nuestros niveles de cortisol y buscar refugio en la comida puede en realidad empeorar el estrés. Darnos demasiados ‘caprichos’ de manera regular también puede provocar cambios en nuestro microbioma, nuestra salud metabólica y la relación intestino-cerebro.

«Nuestro estado de ánimo dicta nuestras elecciones»

Así lo explica la nutricionista y dietista Roxana Ehsani en el portal de noticias sobre medicina Medscape, en el que detalla que «aunque muchas personas no se den cuenta, hay una conexión entre cómo nos sentimos y los alimentos que escogemos. Tomamos cientos de decisiones cada día, incluyendo los tipos de comidas que comemos, si pedimos delivery o cocinamos en casa, o si hacemos un pescado frito o asado».

«Nuestro estado de ánimo puede dictar estas elecciones», añade. «Si estamos estresados, es posible que tendamos a escoger una comida que nos alivie en parte este estrés,

 » Leer más