Dijo en una ocasión el poeta y dramaturgo alemán Goethe que “el hombre feliz es aquel que siendo rey o campesino, encuentra paz en su hogar”. Y no podía ir más encaminado. Volver a casa después de un largo día de trabajo y encontrarnos al cruzar el umbral un rincón apacible donde relajarnos -ya sea cocinando algún plato, tumbándonos en el sofá o leyendo un buen libro en la cama- es una de las mayores satisfacciones que puede aportarnos la vida.

Pero, ¿están todas las casas modernas preparadas para combatir y apaciguar el estrés de la vida diaria? No todas… pero tiene remedio. Estos son algunos consejos que pueden ayudar a transformar nuestros hogares en un remanso de paz:

Seleccionar de forma inteligente el color que decorará las paredes de casa puede ayudarnos a aumentar la sensación de relajación. Un estudio de la Universidad de Minnesota afirmó, por ejemplo, que usar colores fuertes incrementa la sensación de estrés en las estancias. Aunque cualquier color suave como el blanco, el beige, el verde menta, el gris claro o el lavanda podría servir para alcanzar el ansiado relax, el azul es uno de los más beneficiosos ya que considera que ayuda además a conciliar el sueño, a concentrarse mejor, reduce la presión arterial y transmite paz.

Abrir las ventanas, ventilar la casa, echar las cortinas a un lado y subir las persianas durante el día para que entre la luz de la calle puede convertirse en la mejor de las rutinas para llenar de energía el hogar. De hecho, un interesante estudio realizado por la Universidad de Pittsburgh reveló que cuando los pacientes de un hospital estaban expuestos a la luz natural experimentaban menos dolor y estrés. Pongámoslo en práctica y dejemos que los rayos de sol entren en casa. Hay que tener en cuenta que la luz artificial solo debe servir de apoyo cuando sea estrictamente necesario y, por la noche, hay que elegir una luz tenue que invite al descanso.

Aunque parezca una obviedad resulta necesario recalcarlo. Existen investigaciones, como la publicada en The Personality and Social Psychology Bulletin, que vinculan de forma directa la subida de los niveles de cortisol (la hormona del estrés) en personas que consideraban su hogar desordenado y sucio. Soluciones: mantener una rutina de limpieza, no recargar la casa con muebles y dejar siempre espacio entre ellos para lograr ambientes despejados ni acumular objetos a la vista en estanterías.

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