Cuando da comienzo el verano, y con él las vacaciones, solemos hacernos la promesa de que no vamos a abandonar nuestra rutina skincare, ni tampoco a descuidar la salud de nuestro cabello. Sin embargo, según van transcurriendo las semanas, el cloro de las piscinas, los daños del sol, la desprotección, los lavados rápidos e inadecuados… van minando la calidad de la fibra capilar, hasta el punto de que finalizamos el verano con una calidad de cabello más que cuestionable.
Un año más, para no variar, nos entran las prisas por recuperar el brillo, la densidad y la salud perdidas, con tratamientos de choque y mil y un productos que, si no utilizamos de una manera consecuente avalada por el consejo profesional, van a servir de muy poco. Incluso pueden provocar el efecto contrario al deseado.
Con la deshidratación de nuestro pelo a cuestas, y la amenaza de su caída inminente por el cambio de estación y unos cuantos factores extrínsecos más, urge tomar las medidas necesarias para frenar este proceso. La doctora Ilda Rodríguez, coordinadora médica de Svenson, tiene las claves (personales e intransferibles) que funcionan para decirle ‘stop!’ a la temida caída.
Deshidratación, pérdida de elasticidad y fragilidad del pelo
El calor al que sometemos a nuestro cuero cabelludo en verano,