Después de dos extensiones, las vacaciones por el Año Nuevo Lunar concluyeron este lunes en China para gran parte de la población. No obstante, muchas empresas siguieron las recomendaciones de las Autoridades y pidieron a los empleados que pueden trabajar desde sus casas que no acudan a su puesto hasta mediados de mes. El Gobierno quiere propiciar así un regreso escalonado de los 400 millones de migrantes rurales que engrasan la fábrica del mundo y que podrían propagar todavía más el coronavirus 2019-nCoV en su reincorporación al trabajo.
No obstante, el miedo continúa haciendo mella y la mayoría de las grandes ciudades de la segunda potencia mundial amanecieron con muy poca actividad. Aunque el tráfico de superficie y el número de pasajeros de metro fueron sensiblemente mayores que en días anteriores, ambas variables quedaron muy lejos de las que se suelen registrar en una jornada normal, un hecho que hace temer por la economía del gigante asiático. Además, los centros educativos continuarán cerrados hasta próximo aviso, y la mayoría de ferias y de eventos deportivos y de ocio han sido cancelados hasta abril.
Pero Pekín no quiere correr riesgos. Aunque el incremento de nuevos contagios se mantiene estable, la lista de fallecidos continúa aumentando a mayor ritmo: el lunes el coronavirus mató a 97 personas más, elevando el total a 1.013, de las que 1.011 han fallecido en China. Si la progresión de estos días continúa, este martes China amanecerá con un millar de muertos por la epidemia. Y 6.484 personas se encuentran en estado crítico. Afortunadamente, el grupo de quienes han superado la infección crece a más velocidad y anoche se situó en 3.551 personas.
Aunque no hay muchas razones para el optimismo. Por si fuese poco, el especialista Zhong Nanshan, que dirige las operaciones para combatir la epidemia, admitió que el periodo de incubación del 2019-nCoV podría ser más largo de lo esperado: 24 días en vez de dos semanas.