Llegar con los niños del colegio, cenar, y darles un baño relajante, con los productos de higiene infantil más apropiados, es un ritual que la inmensa mayoría de la población en España ve como positivo e, incluso, imprescindible. Eliminar la suciedad, calmar las tensiones del día y pasar un ratito con ellos es un gesto perfectamente aprobado por todos.
Sin embargo, y aunque nos parezca que si no lo hacemos no estamos siendo unos buenos padres, la realidad que ahora revelan los científicos de la Universidad de Harvard es que quizá estemos equivocados. Someter a los niños al agua, su temperatura elevada, los jabones y herramientas ‘para frotar’ a menudo podría estar perjudicando la salud no sólo de su piel, sino del bienestar general.
El baño debe ser suave siempre
Según los expertos de la Universidad de Harvard, el hecho de bañar a los niños todos los días de la semana podría provocarles irritaciones indeseadas y una piel seca patológica difícil de revertir. La razón que esgrimen es que la piel contiene una serie de aceites naturales protectores, así como bacterias, que nos protegen de las agresiones externas.
Con el baño, se produce una fricción (a veces usamos estropajos y esponjas demasiado agresivos) que elimina automáticamente todas estas sustancias protectoras que lleva implícitas la piel.