Estar tanto tiempo en casa ha hecho que estas semanas de confinamiento los españoles se metan en la cocina. A priori, esto es una buena noticia, pero esta situación también hace que a veces comamos más de la cuenta debido al aburrimiento y la ansiedad y que, además, los alimentos por los que optemos no sean los más saludables. Si a esto sumamos que nos da menos el sol, esta situación puede provocar que se produzcan desequilibrios en nuestra dieta.

La experta en nutrición Begoña Pérez Llano, directora del Máster en Nutrición, Obesidad y Técnicas Culinarias de UNIR, nos da algunos consejos fáciles para que no sea así.

¿Cómo puede afectar a nuestra nutrición el confinamiento?

Con estos días de confinamiento, que ya se van alargando a más de un mes, nuestra nutrición se podría ver desequilibrada si esa relación entre nosotros y nuestra alimentación se desvía y la utilizamos como un pasatiempo o algo que nos ayuda a mejorar nuestra sensación de bienestar. A esto debemos añadir, además, que nos estamos moviendo menos, nuestro organismo necesita algunas calorías de menos y esto deberíamos tenerlo en consideración en nuestra cuenta de balance energético.

Aparte de quemar menos calorías por movernos menos y ganar peso más fácilmente, ¿esta situación puede provocar algún desequilibrio en nuestra nutrición?

No debería ser así. Se trata sobre todo de un problema de una menor necesidad de energía. Esto se resuelve reduciendo cantidades o tamaños de ración de los alimentos más energéticos. Pero si nuestra alimentación sigue siendo variada, no deberíamos tener deficiencias. En este sentido, es muy importante que no dejemos de tomar frutas y verduras, que nos aportan muchas vitaminas, minerales, antioxidantes y nutrientes con efecto saciante como el agua y la fibra.

La situación de confinamiento en sí, ¿puede provocar una deficiencia de vitaminas?

Sí, concretamente la vitamina D, pero hay muchos alimentos que nos van a aportar vitamina D y que además son interesantes por otros nutrientes, como el pescado, sobre todo el azul, y los huevos, son alimentos que nos pueden ayudar a recargar esta vitamina. El atún, el salmón, la dorada, las anchoas, las sardinas, el bacalao, la caballa son excelentes fuentes de proteína que además aportan ácidos grasos omega 3 y vitamina D. Los huevos aportan también proteína de alta calidad, fosfolípidos y vitamina D.

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