Desde hace unos años cada vez es más común encontrar familias que optan por introducir la alimentación complementaria en los bebés a través del baby-led weaning (algo así como ‘destete guiado por el bebé’), un método que consiste en ofrecer al bebé, en lugar de en purés o papillas, alimentos sólidos, en trocitos especialmente preparados para que él mismo pueda cogerlos con sus propias manos, metérselos a la boca, morderlos, chuparlos… y comer la cantidad que le apetezca.

Se trata de un método mucho más natural y respetuoso con el bebé cuyo objetivo principal es que el niño aprenda a comer, que se familiarice con los alimentos y que aprenda a controlar su hambre y saciedad, lo que, a largo plazo, contribuye a reducir las tasas de obesidad y sobrepeso.

Sin embargo, para que sea un éxito, hay algunas cosas que debemos evitar.

Empezar antes de tiempo

Tener prisa en introducir la alimentación complementaria nunca es recomendable, pero si optamos por el BLW, todavía menos, pues algunos bebés ni siquiera están preparados para empezar a los seis meses. Para empezar, tenemos que estar seguros de que puede mantenerse sentado sin ayuda o con poca ayuda, de que ha superado el reflejo de extrusión (que le lleva a expulsar de la boca todo lo que no sea el pezón o la tetina),

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