ARACELI GUEDE
- Las empresas dicen haber lanzado productos menos nocivos que el pitillo tradicional, pero no convencen a Sanidad ni a parte de la comunidad médica.
- Otros profesionales sí lo ven una opción menos dañina para quien intenta sin éxito dejar de fumar por otras vías.
De generadores del problema a querer ser parte de la solución. La industria de los cigarrillos se ha embarcado en el lanzamiento de nuevos productos que, según defienden sus responsables, son infinitamente menos nocivos que los pitillos tradicionales. Hay doctores que lo corroboran, pero en España, estas novedades no tienen la aceptación de las autoridades sanitarias ni de buena parte de la comunidad médica.
El sector está viviendo el surgimiento de empresas tecnológicas, que están transformando el papel y el filtro en auténticos aparatos que llegan a parecer un pendrive. Es el caso de Juul Lab, una startup estadounidense creada en 2015 por dos exfumadores que buscan «mejorar la vida de los fumadores adultos». Sus responsables presentan este cigarrillo electrónico como un paso previo para quienes quieren dejar de fumar y han fracaso con otros métodos.
Su llegada a España se produce, sin embargo, tras la polémica que ha suscitado en su país de origen, donde ha alcanzado una cuota en el sector del vapeo del 75%, pero impulsada por su triunfo entre los adolescentes. «Nadie podía prever el éxito que iba a tener», asegura Jose Antonio Bonache, responsable de Relaciones Institucionales de Juul Labs España, quien agrega que aquello les ha servido como aprendizaje y afirma que en el mercado español se va a aplicar una política «responsable y restrictiva» de comercialización, con un doble sistema de verificación de edad, para que solo los adultos tengan acceso.
En este contexto, empresas centenarias como Philip Morris, fundada en 1885 y con sede en Nueva York, han emprendido un proceso de modernización. No solo su matriz, Altria Group, se ha hecho con el 35% de Juul por 12.800 millones de dólares (11.166 millones de euros), sino que la que es la mayor tabacalera del mundo ha invertido 4.000 millones de euros en el desarrollo de nuevos productos «que tengan el potencial de reducir el daño». Más de 400 expertos en I D de treinta disciplinas diferentes trabajan en los centros de innovación de Suiza y Singapur.