Son dos órganos que pasan muy desapercibidos pese a que tienen una función imprescindible para el buen funcionamiento del organismo: evitar la acumulación de toxinas y equilibrar las sales y los minerales en la sangre. Podemos contribuir a este filtrado de desechos que se produce de forma natural en los riñones mediante pequeños pero importantes aportes en la dieta: el apio es una buena opción.

Una función renal adecuada no solo supone esa acción depurativa sino que además fomenta la producción de hormonas que controlan la presión arterial y de glóbulos rojos, además de garantizar el buen estado de salud de los huesos.

Cuando se produce una insuficiencia renal, los síntomas no son instantáneos, de hecho esta alteración suele comenzar muy lentamente. Por ello es importante que al igual que pensamos en el buen funcionamiento de otros órganos esenciales, no descuidemos la buena salud renal.

El apio crece en zonas pantanosas europeas. Su nombre procede del celta (apon) y significa literalmente agua, así que da buena cuenta de su componente fundamental. Esto en el aspecto positivo y como aliciente para pensar en esta especie apiácea como una aliada diurética, si bien se contrarresta con su bajo contenido energético. Según la Fundación Española de la Nutrición (FEN),

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