La llegada de la primavera provoca un auténtico pánico en las personas alérgicas, más de ocho millones en España según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC). Ese pánico es anual, inevitable, y, por tanto, lo esperan con las medidas de prevención adecuadas. Lo peculiar este año es que la anómala temporada de lluvias que ha sufrido la península ha puesto en alerta a pacientes y comunidad médica porque se espera que esta sea una estación especialmente dura.
Si las lluvias están más o menos dentro de los parámetros estacionales habituales, el agua es una buena noticia para las alergias, ya que reduce el polen en el aire. Pero tras lo sucedido en las últimas semanas, esa ventaja inicial se ha convertido en todo lo contrario: las plantas más alergénicas, como las gramíneas, los abedules o la parietaria, han crecido exponencialmente. En este sentido, la SEAIC resalta también los olivos, los cipreses y el plátano (Olea, Cupressaceae y Platanus).
Una alergia se inicia cuando el sistema inmunitario confunde una sustancia que normalmente es inocua con un invasor y como consecuencia crea anticuerpos que están en alerta para ese alérgeno específico. Al exponernos a dicho alérgeno, los anticuerpos liberan ciertas sustancias químicas que causan los síntomas de alergia.