El pan es uno de los complementos indispensables en un gran número de hogares. Desde el momento en el que se compra y la incapacidad que surge como por arte de magia de llegar a casa la barra entera sin haber cogido, por lo menos, un pellizco, hasta el desayuno del día siguiente, donde no son pocas las personas, por lo menos en España, que optan por tomar un poco de pan tostado. Una tradición que puede ser ideal para tomar de vez en cuando, pero que no se convierte en la mejor de las propuestas, sobre todo si ese pan no lo tostamos nosotros, sino que optamos por una variedad de tipo biscotes, que dura mucho más, pero no siempre es la mejor opción.
En el caso de cortar un pedazo de pan y tostarlo en casa, podemos conseguir que tenga un menor índice glucémico, lo que hace que la glucosa se propague más lentamente por la sangre evitando picos de glucemia, pero corremos el riesgo de pasarnos con el tiempo que lo tenemos en el tostador y acabar quemándolo, lo que tampoco sería demasiado recomendable para la salud. Comer alimentos quemados no es bueno y podría causarnos problemas de salud a largo plazo, además de evitar que podamos disfrutar de nuestro desayuno. Por eso tantas personas optan por comprar el pan ya tostado,