Los cambios en las proteínas responsables de regular el agua en el cerebro pueden afectar al nervio óptico y la retina, provocando alteraciones visuales, tal y como ha demostrado un equipo de investigadores del Instituto de Investigaciones Oftalmológicas Ramón Castroviejo (UCM/IdISSC) y del Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (CSIC-UAM).
El estudio, publicado en la revista Fluids and Barriers of the CNS, supone un «importante paso» en la comprensión de la relación entre el sistema visual y la hidrocefalia, que se caracteriza por la acumulación excesiva de líquido en el cerebro, pudiendo provocar daños neurológicos y alteraciones visuales.
Deficiencia de Kidins220 y problemas visuales
Los científicos han analizado un modelo de ratón con deficiencia de la proteína Kidins220, fundamental para la supervivencia y el funcionamiento neuronal, realizando el «sorprendente» descubrimiento de que la falta de esta no causaba pérdida de neuronas especializadas en la retina.
«Esto nos llevó a analizar otra proteína regulada por ‘Kidins220’, la denominada Aquaporina-4 (AQP4), clave en el mantenimiento del equilibrio del agua del cerebro. Descubrimos que en el nervio óptico había niveles bajos de AQP4, al igual que ocurre en regiones del cerebro con deficiencia en Kidins220, lo que explicaba la acumulación de líquido en el cerebro», ha explicado el investigador del IIORC (UCM/IdISSC) y primer firmante del artículo,