El 14 de marzo de 2020, el Gobierno de España decidió declarar el estado de alarma para hacer frente a la crisis sanitaria de la COVID-19. Han pasado cinco años desde aquel momento, pero el coronavirus sigue presente como una afección más entre la población. A día de hoy son muchas las personas que sufren COVID persistente y su sintomatología asociada. Pero, además, a lo largo de los últimos años, se han podido conocer distintas variantes más o menos agresivas que han llevado a las autoridades, investigadores y expertos en salud a mantener una vigilancia activa.
Estas mutaciones del virus se han ido desarrollando por las combinaciones de varias cepas, lo que ha dado lugar a diferentes síntomas y métodos de tratamiento. Hasta el momento se han registrado unas 20 variantes, de las cuales la KP.2 y la XEC son las más actuales. ¿Cómo afectan al organismo? ¿Cómo se han producido? Así es como han surgido estas dos variantes que tanto la OMS como otras autoridades tienen bajo seguimiento.
El origen de la variante KP.2 o ‘FLiRT’ y sus síntomas
El pasado año 2024, en Estados Unidos se notificó una nueva variante de la COVID-19. Registrada como variante KP.2, también recibe el nombre de FLiRT. Esta cepa es descendiente de la variante JN.1,