El aumento de peso es un efecto secundario de los antidepresivos que la ciencia conoce desde hace años. Diversas investigaciones habían confirmado que este impacto se produce a corto plazo, si bien no se había analizado una cohorte de participantes tan amplia como la que comprende un reciente estudio del Harvard Pilgrim Health Care Institute de Estados Unidos. Ahora se señalan tres fármacos especialmente implicados en esta circunstancia.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), España es el tercer país europeo en consumo de antidepresivos, de forma que en 2022 se consumieron 98,4 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, cifra solo superada por Portugal y Suecia. A nivel internacional, la tendencia alcista se ha mantenido en los últimos años, siendo Islandia, Portugal y Canadá donde se registran cifras más altas.
Se trata por tanto de una realidad más que asentada, por impactante que sea en términos de salud, y que ha tenido en el confinamiento por covid-19 un punto de inflexión importante. El escenario de gran incertidumbre que se dibujó por entonces ocasionó trastornos importantes para una parte importante de la población. En el caso de la depresión, tradicionalmente los fármacos más prescritos han sido los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina,