Ozempic es el nombre comercial que recibe un medicamento inyectable denominado semaglutida, y que está indicado para tratar la diabetes tipo 2. Hasta ahí, todo correcto. Lo malo es que, en cuanto empezaron a saberse sus efectos inmediatos y ‘fáciles’ sobre la pérdida de peso, el mercado se amplió a personas sin problemas de azúcar que sólo querían adelgazar.

El medicamento parece haberse manifestado efectivo en la pérdida de peso, pero lo que muchos no saben es qué sucede realmente cuando se está administrando a través de su pluma inyectable y, por lo que sea, la persona decide dejar de hacerlo. Al fin y al cabo, es un fármaco y no debe tomarse a la ligera.

Para descubrir cuáles son las consecuencias, 20minutos ha entrevistado al doctor Carlos Miranda, responsable del Grupo de Trabajo de Diabetes de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).

En busca del peso perdido…

Lo primero que hay que decir alto y claro es que nunca deben tomarse medicamentos sin la supervisión de un médico, que es quien debe valorar la idoneidad de su administración, con los pros y los contras, puesto que puede ser peligroso sin un estudio completo previo.

«Si se deja de inyectar Ozempic,

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