Las vacunas son la principal herramienta que tenemos en la lucha contra la pandemia y su impacto ha sido, indiscutiblemente, positivo. No obstante, existe un pequeño porcentaje de casos en el que aparecen reacciones adversas de distinto tipo.
A nivel general, los más frecuentes son ciertos trastornos generales (fiebre, dolor en la zona de inoculación, mialgia, artralgia). No obstante, en el caso concreto de la vacuna de Pfizer, y más específicamente con la inoculación de la tercera dosis, la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), el efecto adverso más reportado es la linfadenopatía.
¿Qué es una linfadenopatía?
La linfadenopatía, también llamada adenopatía, consiste en la inflamación de los ganglios linfáticos, unas estructuras de nuestro sistema inmune. Se localizan por todo el cuerpo, pero las áreas más comunes en las que se nota la inflamación incluyen el cuello, las axilas y las ingles.
Se trata de una condición frecuente cuando nuestro cuerpo combate contra una infección o, como sucede al vacunarse, trata de generar inmunidad contra un determinado patógeno. Por ello, no se trata de una reacción demasiado sorprendente al suero de Pfizer.
A menudo, va acompañada de otros síntomas típicos de afecciones infecciosas como fiebre, mialgias y fatiga.
Normalmente, y lo mismo ocurre cuando la linfadenopatía se debe a la vacunación,