Si echamos un ojo al calendario de vacunación de los niños, veremos que una (dos en algunas comunidades y ciudades autónomas) de las que deben recibir (en varias dosis) es contra la hepatitis. Hay un buen motivo, y es que la hepatitis es una enfermedad insidiosa, que a menudo aparece poco a poco y no muestra signos hasta que ya ha producido un daño importante. Por desgracia, incluso con las vacunas puestas, hay aún algunos casos en los que los niños pueden contraer esta condición.
En esencia, la hepatitis es una enfermedad inflamatoria que afecta al hígado.
¿Cómo contraen hepatitis los niños?
El origen de la hepatitis en un niño puede ser complejo y variado. Lo primero que hay que entender es que sus principales causas son una serie de virus llamados de la hepatitis A, B, C, D, E, F y G, siendo los más frecuentes los dos primeros (que es contra los que hay vacunas disponibles), pero que también puede venir provocada por ciertos medicamentos, otros virus como los citomegalovirus o el virus de Epstein-Barr, por enfermedades metabólicas, por determinadas toxinas, por enfermedades autoinmunes, por obstrucciones, por problemas isquémicos, por problemas hereditarios y (como es muy lógico es virtualmente inexistente en niños) por el consumo abusivo de alcohol.
Normalmente, las vacunas protegen eficazmente contra los respectivos virus.