El riesgo cero no existe. En nada. Antes de la pandemia, cuando la población mundial volaba con asiduidad, cogía aviones aún sabiendo que nadie le podía asegurar que aterrizaría a salvo en el destino. Ahora, tras un año lidiando contra la Covid-19 y acusando ya la fatiga pandémica, la última encuesta del CIS revela que el 40,5% de la población se vacunaría inmediatamente en cuanto pudiera. Esto quiere decir que más de la mitad preferiría esperar porque teme los efectos adversos que pueda causarle.
En el caso de la inyección de Pfizer y BionTech, las reacciones adversas más frecuentes en participantes de 16 años de edad en adelante fueron «dolor en el lugar de inyección (80 %), fatiga (60 %), cefalea (50 %), mialgia y escalofríos (30 %), artralgia (20 %) y fiebre e hinchazón en el lugar de inyección (10 %), y generalmente fueron de intensidad leve o moderada y se resolvieron en un plazo de pocos días después de la vacunación», tal y como recoge la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) en su ficha técnica.
«Esto es normal, quiere decir que el sistema inmune está respondiendo, es buena señal de hecho y pasa con muchas otras vacunas», explica Adelaida Sarukhan,