El testimonio de una joven de 20 años ha conmovido a cientos de personas. Julie Aneca solo tenía 18 años cuando empezó a sentir un pinchazo algo extraño en uno de sus brazos. Su primer pensamiento es que no se trataba de nada grave y que podría haber sido por un mal movimiento. Sin embargo, ese dolor no se iba. Era cada vez más intenso, pero también más profundo. En una visita médica rutinaria le dieron la noticia que cambió su vida: tenía un cáncer óseo en estado avanzado.

Con el diagnóstico llegaron las pruebas médicas y las biopsias. Los médicos descubrieron que tenía un tumor agresivo en el hueso de su brazo izquierdo. «Se me hinchó el brazo, no podía moverlo bien. Me enviaron a un oncólogo en Gante», explica Julie en medios belgas. Tras esto, vinieron las operaciones, la quimioterapia y radioterapia intensa, y tras esto, la amputación de su brazo y la colocación de un prótesis.

La historia de Julie Aneca

A pesar del tratamiento, las células malignas no remitieron. De hecho, la metástasis llegó a los pulmones y todo se complicó mucho más. Los médicos le comunicaron que su recuperación era prácticamente nula: «El mes pasado me dijeron que no me iba a curar. Probablemente me quedan solo unos meses de vida»,

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