No dormir el tiempo suficiente, o hacerlo con un sueño de mala calidad puede afectar a la salud general. Esta es una máxima que la población adulta tiene clara. Numerosos estudios han puesto de manifiesto, en este sentido, que la falta de sueño en la edad adulta, además de aumentar el riesgo de padecer muchas enfermedades, incluiría también la demencia.
De alguna de esas investigaciones se deduce que, los adultos que duermen menos de 6 horas, tienen más posibilidades de desarrollar problemas cognitivos a una edad más temprana, aunque hay otros factores que pueden multiplicar los riesgos (tabaquismo, sedentarismo, etc). Ahora, el neurocientífico de Oxford Matthew Walker avala esos estudios afirmando que según cómo y cuánto descansamos a partir de los 40 años, así será nuestro deterioro cognitivo.
Cada edad necesita unas horas de descanso
Además de otros tipos de patologías que pueden verse agravadas por la falta del descanso oportuno, los expertos coinciden en la estrecha relación entre la falta de sueño y el riesgo de padecer enfermedades cognitivas como la demencia o el alzhéimer.
Eso sí, cada grupo de edad, por regla general, tiene unas necesidades concretas en función del estilo de vida, el envejecimiento celular y neuronal, el estrés y otra serie de factores que influyen en el descanso nocturno.